Después de andar por sus patios
casa de cien años que en pie aún está
historia poblada de asombros
cocina de leña a puro sangrar.
La hicieron por el diecinueve
cansada la abuela de tanto migrar
el barco que trajo a sus hijos
la dejó tan sola en el medanal.
Yo quiero a esa mujer
homenajear
valerosa mujer
que dejó su Alcalá.
Me pregunto por qué
con más de sesenta,
se lanzó
a la mar.
Los relatos acerca de ella
entre las paredes quedaron atrás
junto a su mantilla,
junto al abanico y a la virgen madre
donde iba a rezar.
Nunca por sus hijos
la vieron llorar
nunca por los ocho que
una guerra extraña, le quiso robar.
Y quedó la huella de su estirpe mora
en cada pedazo de la vieja casa
de sus olivares que dejó al volar
abuela Marina, torrente de agallas.
Abuela, abuela, abuela
hoy su recuerdo se vuelve una ola
trayendo añoranzas y preguntas
que vienen, que van, que galopan.
Abuela, abuela, abuela
pedazo de mar, corazón de alondra.
A la bisabuela con todo mi cariño y respeto, va este poema. Nidia Tineo. -