Yo no sé si han de bastar
estos versos para Heraldo,
porque sé que fue un poeta
muy querido en estos pagos.
Llevaba el hombre, muy joven
guitarra, botas, palabras
era un sol toda presencia
encendiendo guitarreadas.
Heraldo viento pampero
de soplo recitador
trayendo versos andaba
como juglar del amor.
Jamás se olvida su nombre
entre cantores, ni gente,
y sobretodo en febrero
el pueblo dice presente.
Se levantó un monolito
creció monte y la presencia
familia, amigos poetas,
en el lugar de su ausencia.
Cómo relumbra su imagen
en las noches de fogones
la pena vuelve alegría
y su memoria, canciones.
Y las calandrias ya tienen
un caldén para apoyarse
un azahar que dé su aroma
y un verde para cantarle.
(Este poema pertenece a la escritora NidiaTineo)
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