Esperé pero no estaba
detrás de la pluma, el ala.
Esperé y en cada sino,
tuve silencio supino.
Esperé pero no vino,
más que piedra de camino.
Miraba por la ventana de hoja
en el abril que deshoja.
Caminé bajo la lluvia
que cabe en las manos nubias.
Tomé ramita de olivo
para espantar el olvido.
Borré las huellas de amor
y que se fuera dolor.
Miré de nuevo hacia el sol,
como hace el caracol.
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