El ojo supremo del amo
controla a sus millares de ovejas.
Aunque ninguna oveja
debiera ser vigilada.
Pero a veces, algunas
se rebelan
se vuelven desobedientes
se ponen furiosas.
Las ovejas requieren vigilancia,
hasta la más pequeñita,
afirma el amo.
Solo él, con su poder
inquebrantable,
como eterno vigía,
cree
que puede salvar al mundo
de esas descarriadas,
sobretodo ese ojo,
ese ojo frío,
miserable, ambicioso,
de inhumano poder...
Sin embargo, pregunto:
¿no es él acaso,
una clase distinta
de ovino,
pero también, oveja?
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