La casa tiene voces
con las que nadie habla
voces sagradas,
pegadas a pisos a muros
macetas
al ginko, al damasco
injustamente derribado
al limonero desnudo
se lamentan sufren
los reboques caídos
dolor de quejas en silencio
y el polvo amontonado
y paredes desnudas
y la cocina quieta
tiene frío
frío de hogar
morada de cenizas
hilo invisible tibio
trayendo ecos de ternura
que quedarán guardados
en los ojos del cuerpo,
en cabellos, dientes,
manos
y pies
que no dejaron rincón,
árbol
ni hueco
de ladrillo
sin habitarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario