Si se pudiera un día,
de verdad,
llegar a una mirada que se pose en otros
que mire con los ojos de otro,
que mire a dos, tres, cuatro y hasta el infinito
esa mirada que ocupa otras zapatillas
que se preocupa por los cuerpos flacos, por los pies descalzos, por las bocas sin dientes,
no por curiosidad,
ni por malicia
sino porque es mirada que siente,
es mirada sin rencores sin etiquetas, ni paredones
y sabe que mirar hacia afuera también es, mirar adentro
y que mirar al otro,
es mirarse al espejo
Y comprende que una mirada solitaria
no se salva sola por más
que cierre los ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario