la desprendida del árbol
la muerta de hambre,
la que murió para
dar brotes.
La ignorada y
la ignorante.
La embustera
una perdida.
La piedra y
a la vez, manzana.
Aquella que siempre
es mirada de reojo.
Creen que ando
demasiado
por eso me llaman
callejera y puta.
Me exhiben,
me venden
me buscan
me señalan
y me quitan la vida.
Hay tanto cobarde
por ahí.
Pero digo no,
pero
decimos no,
y queremos que sea: NO.
Y gritamos:
ni una muerta más,
ni una mujer menos.
Porque
tenemos nombre
y no es precisamente
puta, bruja,
loca.
Hemos parido
al mundo
madre, hermana,
abuela, tía,
hija.
Me gusta
ser mujer
y
esta rueda
en mi ausencia
seguro,
no seguiría
girando.
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