A veces me quedo
entre silencios
a ver qué pasa.
Entonces, me parece que soy
un silencio
acorralado en el bullicio
del entorno.
De estudiante jamás tuve
un espacio y
andaba buscando un pedazo
de silencio por la casa
y extrañamente,
lo encontraba en la cocina
el lugar más ruidoso
donde hervían las papas
del puchero
junto al mate
y yo ahí, entre los trastos,
buscando concentrarme
vaya saber en qué tarea
y no podía
porque la cocina bullía de atareada
y el aire olía a orégano, a cebolla
y a tomates
y no me
daba cuenta que
por ahí rondaba
toda
la ternura sin ninguna
palabra.
A veces, tengo la sensación
de ser un pedazo de silencio
palabra.
A veces, tengo la sensación
de ser un pedazo de silencio
y otras veces
el grito de la casa que
ha quedado
el grito de la casa que
ha quedado
callada.
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